Los comercios virtuales son empresas que anuncian la venta de productos o servicios bajo su propio nombre. Pueden tener establecimientos físicos o no, y es la propia empresa quien mantiene o administra el sitio y quien ofrece y vende productos o servicios, como si se tratase de un comercio, salvo que a través de internet.

Te sugerimos:

Identificá al proveedor. Debés buscar en el sitio la identificación del comercio (información sobre la razón social, domicilio, identificación tributaria, forma de contactar al espacio de ‘Atención al Cliente’, u otro similar para utilizarlo en caso de tener consultas. Recordá que siempre es mejor comprar en establecimientos conocidos, sobre los cuales vos ya tengás referencias.

Verificá la seguridad del sitio. Si en la parte inferior derecha de su navegador aparece un icono en forma de candado, significa que la transmisión de sus datos se hace en forma segura. También se verifica dicha condición, en aquellas páginas que comienzan la dirección electrónica con la sigla “https”.

Protegé tus datos personales. Algunos comercios virtuales te piden que elijás una contraseña para poder comprar. Esta contraseña, así como tus contraseñas bancarias, no deben ser compartidas con nadie. Tampoco envíes tu contraseña o datos personales en emails, aún cuando éstos aparentemente hayan sido enviados por el sitio en el cual vos te registraste.

Elegí una contraseña segura. Te sugerimos que no usés como contraseña tu nombre o fecha de cumpleaños, ni tu número de teléfono, o palabras demasiado simples. Evitá también las secuencias numéricas o alfabéticas (como: “12345” o “ABCDEF”), o las secuencias de letras como las que se encuentran en el teclado de la computadora (como: “asdfg”). Se recomienda elegir una contraseña de entre 6 y 12 caracteres, alternando letras minúsculas, letras mayúsculas y números de manera aleatoria (al azar), y copiando esa contraseña creada para guardarla en un lugar accesible para vos.

Verificá las características del producto. No comprés por impulso. Mejor, analizá bien la descripción del producto y compará precios en otros sitios confiables. Avanzá en la compra solo si el producto resulta ser lo que necesitás o buscabas.

Verificá las políticas del negocio sobre entrega, formas de pago, garantía del producto y condiciones de cambio. El plazo de entrega, las formas de pago que el comercio acepta, el tiempo de garantía del producto y las situaciones en las que podrá ser cambiado, son informaciones que el comercio debe brindar en su página de internet.

Verificá el precio y gastos de envío. Muchas veces el precio exhibido en el aviso no incluye el costo del envío del producto hasta la casa del consumidor. Asegurate de que el valor del flete sea claro.

Mantené el registro de tus operaciones. No borrés los emails donde se detalla la transacción o su contacto con el Servicio de Atención al Cliente del comercio virtual. Siempre es bueno hacer una captura de pantalla o imprimir el aviso, conservá toda la comunicación intercambiada con el comercio. Recordá que el proveedor del producto (en este caso, un comercio virtual), está obligado a cumplir con las ofertas que hace, según lo establece la Ley nacional Nº24240 de Defensa del Consumidor.

Prestá atención a los emails que recibís. Tené cuidado cuando recibas correos electrónicos que contengan errores de ortografía y/o exijan que coloqués tu contraseña o des otros datos personales o bancarios.